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Ángel de la guarda, mi dulce compañía, no me desampares, ni de noche ni de día, hasta que me encuentre en los brazos de Jesús y de María.
Con tus alas me persigno y me abrazo de la cruz y en mi corazón llevo al dulcísimo Jesús. Amén.
La pulsera siempre tiene la misma cantidad de piedras, pueden variar mínimamente algunas por disponibilidad pero sin perder la estética y esencia.